lunes, 2 de noviembre de 2015

Laguna de Chascomús.



El último beso

Atisbo la noche profunda
dentro de un sueño oscuro,
también profundo.
Percato mi respiración, lenta
y no siento mis manos,
ni mis pies fríos.
¿Cómo sé que están fríos si no los siento?
Sensaciones, sólo eso.
Sensaciones de un abismo etéreo.
Cadavérico, solitario.
Gusanos comiendo la paz
de mi cuerpo en guerra
con el mundo.
Y mi alma, en eterna
desconexión con lo inmundo
que de noche florece
y de día permanece.
Por las tardes suspira y
vuelve a enloquecer
en un nuevo suspiro
con dolor, sin sentido
hasta mi próxima noche
cíclica y estúpida
mal oliente e insípida
esperando una mañana
ausente de fragancias.
De sonrisas y miradas.
De tontos que no entienden.
De un beso robado
como pidiendo piedad.
Arrodillado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario