martes, 3 de noviembre de 2015

Villa La Angostura, Patagonia Argentina.



Salvaje es el viento

            Cuántas historias se me ocurren para escribir. A veces hasta dos o tres por día. Otras veces hasta dos o tres por hora. Todas patrañas por supuesto. Pero a quién le importa eso. La mayoría de los lectores quieren leer algo, lo que sea, cualquier basura les viene bien. Cuanto más engañosa sea la historia, mejor; cuanto más alejada de la realidad, mucho mejor aún.
            Es que la vida del hombre es un engaño. Las certezas son obra de la naturaleza.
            Cierto es que la noche es oscura, que el viento es salvaje, que la lluvia moja. Cierto es el calor del sol, el aroma de las flores, la impenetrabilidad de la roca. El resto son puras idioteces humanas. Los celos, la envidia, la venganza, la avaricia, la hipocresía, el egocentrismo, la miseria. Un león no mata por venganza, un mono no se ríe de hipócrita, mi gato no me araña por envidia.
            La única certeza del ser humano es la muerte, el fin de la vida, el fin de todo. De los celos, de la venganza, de la avaricia y de la puta que lo parió.
            La noche seguirá siendo oscura.
            El viento seguirá siendo salvaje.

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