Yo, la mentira
Admiro
a la gente que hace las cosas por naturaleza, sin fingir ni embaucar. Me
encantaría tener ese don y hacer lo mismo, pero siempre hay algo que me lo
impide. Es más fuerte que mi propio ser. Necesito mentir, inventar, divagar,
estafar.
Quisiera
poseer esa mente surreal del poeta que ve todo más claro con los ojos cerrados.
Quisiera poder abrir la ventana y en vez de ver la casa del vecino, ver un
horizonte plagado de soles, nubes, cielos de colores y plantaciones de niños,
acunados por las hojas y amamantados por sus brotes. Quisiera oír una sinfonía
barroca cada vez que pasa el tren cerca de la estación. Quisiera oler a
lavandas recién cortadas cada vez que mi perro defeca en el suelo. Quisiera no
tener suelo y levitar, volar como un pájaro, pero ni eso. Hasta un simple y
estúpido pájaro es más surreal que yo.
Puedo
escribirlo, pero no sentirlo. Soy una mentira. Soy la mentira. Sólo puedo
asegurar que digo la verdad cuando miento.
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